El granadillo es una madera muy fuerte y cristalina, de poros muy tupidos y de una gran belleza natural, en ella se pueden apreciar las aguas naturales que afloran tras el tallado y minucioso lijado a mano; al pulir, sus colores se tornan de marrones oscuros con una amplia gama, hasta llegar al dorado, aportándole profundidad y traslucidez. No requiere tintes ni barnices, adquiere su brillo natural al pulir solo con cera de carnauba. Es un pequeño arbusto que crece en las costas, en la ribera del río y en las praderas, el tronco llega a alcanzar unos 30cm promedio en los más viejos. La raíz es lo más especial del arbusto. En una pipa, solo necesita el diseño del artesano, lo demás es un enigma, porque solo sabrás de sus aguas al pulir, esto las hace muy exclusivas. Es muy similar al brezo por sus características formación y crecimiento.
Esta madera fue tratada y estudiada por expertos del Instituto de Investigación de Maderas cubanas y dada de alta como una madera resistente a los cambios de temperatura, al fuego, y no tóxica.
Es recogida en la región del centro del país, en un pequeño pueblo de la provincia de Sancti Spíritus. Se corta cuando hay buen tiempo y en una misma área, para no cambiar sus tonos y características, ya que crece en otras regiones del país y difiere su color y peso, el secado se realiza durante un año en un río del sitio donde es recogida. Para darle un secado natural, se traslada a otro lugar donde transcurre otro año o más, para terminar el proceso de secado.
Por ser artesano cubano y estar en la isla durante años, era un sueño pensar que podría trabajar con el brezo, solo tenía referencias por fumadores que me hablaban de esta madera, como la mejor para elaborar pipas.
En mi afán de convertirme en un gran fabricante de pipas, comencé a investigar en la biblioteca del Museo del Habano, para nutrir mis escasos conocimientos sobre esta madera y en el 2003, conocí a dos marcas prestigiosas en el mundo de las pipas. Tuve la oportunidad de trabajar en cooperación con una de ellas, fue así que tuve en mis manos por vez primera un escalaborne de brezo y pipas semiterminas para aprender los detalles más técnicos en la elaboración de una pieza. El intercambio con un gran maestro fue determinante en ese momento de mi aventura en este mundo.
Conocí brezo de distintos países y en mis 20 años de producir pipas he terminado con el brezo catalán, uno o el mejor de los que he tenido para mis piezas, es un brezo de un flameado impresionante y espectacular. Mis pipas están realizadas con brezo muy viejo y curado, algunos con más de 30 años, y al día de hoy, solo trabajo con el de Girona la sardaña y costa brava, regiones de Catalunya.